Hasta el gran novelista mexicano Carlos Fuentes, en un ejercicio admirable de wishful thinking encontró totalmente justificado el premio Nobel al presidente americano, por lo que puede hacer, no importa que no lo haga, o al final lo haga mal. Como el envío de 40.000 hombres más a Afganistán, lo que los europeos no miran con buenos ojos, porque le dará autoridad a Obama para exigir que hagan otro tanto, o por lo menos para aumenten su colaboración; algo que la "señora gorda" no tiene ganas de hacer. Si Obama resuelve mandar ese contigente,- lo que probablemente hará-, al parecer quedará a salvo de la condena de Fuentes por haber vacilado previamente.
Al novelista mexicano le parece bien que el presidente estadounidense tenga en cuenta la opinión de los europeos, a diferencia de Bush. Es lo que a ellos les gusta: pensar que su opinión cuenta, con tal que no se les pida hacer ningún esfuerzo.
Pero lo cierto es que a pesar de esa benevolencia, el gobierno norteamericano no está haciendo mucho en el plano internacional; le reconoció la importancia a China, lo cual no es más que hacer lo que corresponde; pero en cambio, no obtuvo ninguna promesa ni ningún compromiso del gobierno de Pekin, ni en materia de derechos humanos, ni en relación con Corea del norte. Y es mejor no hablar de Israel, o de Paquistán; en este último caso se reeditó con Karsai la tradicional doctrina del "es un h.p., pero es nuestro h.p."
Y a propósito, donde está hoy el presidente ?
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