* Uno no se explica cómo es posible que, con un gobierno todavía esperanzado de poder lograr una tercera oportunidad, se hubieran cometido las imperdonables chambonadas que tan duramente lo han golpeado en estos últimos días. Agro Ingreso Seguro, y la llamada emergencia social. El primer caso es de antología. No es que ese sistema de apoyo o subsidio no exista en el mundo. Todo lo contrario, la agricultura europea y norteamericana son altamente productivas, pero de ellas se ocupa una proporción mínima de cada país, especialmente en los paises ricos. Aferrados a la noción o principio de la sobreranía o autonomía alimentaria, esos paises no pueden dejar que su agricultura y su ganadería se experimenten dificutades que las pongan en peligro. De allí, en el caso de Europa, las inmensas sumas que la Comunidad dedica a subsidiar a agricultores y granjeros. Del mismo modo, el gobierno norteamericano adelante toda clase de programas de ayuda y subsidio para proteger al sector.
Pero es que tanto en Europa como en Estados Unidos son, en su inmensa mayoría, los propios agricultores y granjeros quienes explotan directamente la tierra y viven en ella. No como aquí, donde hay una cierta proporción, -no todos, por supuesto,- que son gentes inmensamente ricas que no necesitan de subsidio alguno.
Y peor, que están dispuestas a hacer trampa fraccionando las propiedades para obener aún más dinero del que, en otras circunstancias les correspondería. Todo ello amparado en la complicidad, la ignorancia o en la incompetencia del Ministro. Pocas cosas han producido en el país, una reacción más indignada y furiosa.
El caso de la reforma a la salud por vía de decretos legislativos es aún más absurdo. Pero, nuevamente, algunas de las decisiones que se tomaron no tienen nada de originales. Ellas son similares, por ejemplo, a las de la reforma de la salud realizada hace varios años en Inglaterra, donde se limitó el marco de cobertura de la seguridad social. Pero Inglaterra es un país rico donde los salarios están muy lejos de nuestra realidad, y donde la gente puede asumir directamente algunos tratamientos y fármacos.
No ocurre lo mismo entre nosotros, donde el costo de la medicina es, proporcionalmente inalcanzable para las gentes de recursos modestos, el valor de las medicinas, según se ha dicho, es, también en promedio, uno de los más altos del mundo.
Una de las torpezas más burdas es la pretensión de sustitir las obligaciones médicas, que,-salvo casos especiales-, son obligaciones de medio, por obligaciones de resultado, mediante una especie de subterfugio técnico totalmente absurdo y por ende inaplicable: limitar la autonomía del médico, so pena de sanción, a actuar con fundamento en lo que no tiene riesgo científico; algo no solo imposible sino peligroso. Uno no entiende como semejantes disposiciones salieron de recomendaciones, a su vez, generadas por costosas asesorías.
Todo este carnaval, ha sido de una imprudencia y mala preparación tal, que ni siquiera, sus incompetentes gestores, se cuidaron de presentarlo con algo de astucia e ingenio para disfrazar su carácter atropellador e insensible. Ni siquiera el ejemplo del Presidente Obama, encartado en la tarea de convencer a su pueblo de las bondades de su propio plan de reformas a la salud, les sirvió para entender el carácter altamente sensible del tema. En su afán por hacer las cosas apresuradamente, no se sometieron las iniciativas al exámen y al debate público que una iniciativa de semejante naturaleza exigía.
Y así, en lugar de un final airoso, los prepotentes auxiliares del gobierno, lo sometieron a la rechifla general del respetable, al cierre de su actuación.
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