Repartir la píldora del día después a todos los adolescentes es, según la prensa nacional, una propuesta audaz de alguna campaña presidencial. Si eso es así, ya podemos irnos preparando para otras de similar atractivo electoral: autorizar el matrimonio de lesbianas y gays, consagrar el derecho al suicidio por razones de salud, legalizar la adopción por parejas del mismo sexo, eliminar los crucifijos de las iglesias etc, etc. Propuestas que no tienen nada de malo, desde luego, y que seguramente se realizarán más tarde o más temprano. Lo que no parece convincente es que, en nuestro medio, ellas tengan algún atractivo especial como para que su proponente vaya a conseguir demasiados votos. Al menos en la provincia.
Pero lo más preocupante es que si quien las formula llega a ganar la presidencia, ya pueden despedirse los pobres y desvalidos de ser protagonistas de alguna política pública de beneficio para ellos.
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