Es ridícula esa adicción que no afección que tienen los colombianos por el equipo de Brasil. Esta mañana era evidente la congoja por la merecida eliminación del equipo de ese país, a manos de Holanda del Mundial. Un equipo al que, de acuerdo con las recientes publicaciones de VEJA, no le tenían en ese país mucha confiaza. Ello se nota además en los comentarios de las páginas web de la prensa carioca, que ha recibido la noticia con bastante moderación.
No así, como dije, en ese país, donde las gentes miraban con cara adusta a quienes nos atrevíamos a manifestar nuestra alegría por la derrota de la verde amarelha, que ahora le deja el camino expedito a Argentina para intentar avanzar hacia el título, aunque vencer a Alemania no será fácil. Si lo logra, es casi seguro que habrá eliminado uno de los escollos definitivos para el título.
Caso especial es el de Uruguay que contó con la suerte de los bendecidos en un partido increible contra Ghana, donde el dios de los orientales le ganó a los penates africanos cuya única esperanza salió así del torneo.
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