Un juzgado ecuatoriano insiste en inculpar alternativamente a los funcionarios colombianos que tuvieron algo que ver con el ataque que terminó con la muerte de Raul Reyes. El gobierno colombiano, por su parte, insiste en declarar que esa acción fué el resultado de una decisión de Estado que, por tanto, no se le puede atribuir individualmente a nadie.
El verdadero estado de las relaciones entre los dos países se verá sin embargo, si el Presidente Correa decide finalmente asistir a la posesión del nuevo Presidente colombiano. Los indicios son los de que así será, pero el mandatario ecuatoriano está demasiado ligado a Hugo Chávez, y nadie más impredecible que el mandatario venezolano.
A Ecuador definitivamente le conviene armonizar y restablecer las relaciones con Colombia, y a ésta última también, desde luego. Pero los designios del supremo de Caracas son inescrutables.
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