* Después de la visita de Piedad y de Samper, Chávez ha resuelto que regrese su embajador, y ha dicho que nunca pensó en romper relaciones con Colombia. Todo lo cual era de esperarse. Ahora lo más probable es que se empiece a creer que no ha pasado nada, y que el país debe simplemente acostumbrarse a las explosiones del coronel, y a su posterior extinción.
No va a ser así, como ya lo hemos insinuado. El papel de las FARC es importante en el desarrollo del proyecto bolivariano. Y la presencia, no tanto de bases como de equipos militares y sistemas de información y detección en tiempo real, que según se sabe, forman parte del convenio, son fatales para la guerrilla: ellas representan casi con seguridad el golpe definitivo a sus frentes y con ello la derrota. Todo lo cual es un contratiempo totalmente inaceptable para Chávez. Esa es la verdadera razón de su cerrada oposición al convenio de Colombia con los americanos.
Lo otro es retórica. Él sabe que no existe ni va a existir ningún proyecto de invasión a su territorio desde Colombia. Y si Estados Unidos tuviera algún propósito en ese sentido, no lo intentaría desde un territorio tan inconveniente, en términos militares y estratégicos como el de Colombia.
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