* Es muy extranno, pero en una época en la que la que los juristas y aún los socioólogos y psicólogos discuten la utilidad de la prisión, aún hay gentes que creen que ella es la solución de los problemas de la delincuencia.
Desde que Cesare Bonesano, Marqués de Beccaria puso en duda los sistemas de los delitos y de las penas, hace más de 200 años, los especialistas han venido estudiando cual es el verdadero papel de la prisión. Para algunos se trata simplemente de un castigo, y aún más una venganza social. Para otros, y esta es la idea más atrayente, se trata de buscar la rehabilitación y la reinsersión del delincuente.
Pero si esta última idea es la que parece tener una mayor acogida, ella supone que la prisión es esencialmente temporal, y nunca perpetua. En efecto, una sanción de por vida, se explica mejor como parte de una concepción retributiva de las cárceles.
En este órden de ideas, es completamente anacrónica la propuesta que manejan algunos promotores, seguramente bien intencionados de establecer una pena de prision perpetua para los violadores de niños. Aparte de que no servirá para disuadir a los pederastas, que son en su mayoría unos enfermos, no hará otra cosa que encerrar a los actuales agresores para que envejezcan en la cárcel, y creará un problema nuevo de carácter carcelario.
Salvo que lo que se busque sea la venganza de la sociedad, porque entonces las dificultades logísticas de la medida serán aún mayores.
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