Pero Haití no ha contado con el apoyo del resto del continente. Tras décadas de violencia y dictadura, hoy es uno de los países más pobres de la tierra. Más incluso que varios africanos. Limitándose solo a enviar tropas bajo el escudo de la ONU, para que hagan labores policiales, las naciones americanas deberían ser más solidarias con Haití. Oportunidad que deberían aprovechar especial, aunque no exclusivamente quienes predican el evangelio de la igualdad y la justicia social.
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