Después de algunos días inactivo, este blog regresa de nuevo. La campaña presidencial está, como dice la frase usual, al rojo vivo. En este momento, según los sondeos, el futuro presidente de Colombia será Antanas Mockus. (A propósito, en lituano el apellido se pronuncia "moscus" y no mocus como decimos acá). Y esto nos lleva a nuestra particular preocupación: qué tan lituano es Mockus ?
Él, por supuesto nació en Colombia. Pero su ancestro está en el país báltico, y muy posiblemente una parte muy grande de su cultura personal también. Ello explica tal vez el desconcierto que a veces nos producen su conducta y algunas de sus actitudes a los colombianos. Esas actitudes insólitas (bajarse los pantalones, vestirse de batman, tirarle un vaso de agua a su interlocutor, y otras) son extrañas a nuestra cultura y por eso nos parecen extravagantes.
Son, sin embargo, comportamientos bastante corrientes en otros ámbitos; y en todo caso, hay que recordar que ellos tal vez fueron interpretados, equivocadamente, como muestras de un profundo inconformismo con nuestra realidad nacional, y estuvieron, sin duda, en la base de la gran popularidad que llevó a Antanas a la alcaldía de Bogotá.
Pero la pregunta sigue: qué tan Antonio es Antanas ? Conoce él realmente la idiosincracia nacional ?
La gente lo considera sincero, pulcro, culto y bien intencionado. Seguramente es todo eso. Pero no deja de sorprender una cierta desconexión con las preocupaciones de los colombianos. Cómo se le ocurre salir a decir que admira a Chávez ? o que piensa extraditar a Uribe al Ecuador ? Esas afirmaciones, evidentemente imprudentes (aunque sean sinceras), qué es lo que muestran ? Y qué significan en alguien que de seguir como van las cosas, estaría a cargo de este país ?
Por otra parte, la idea de que su gobierno va a ser radicalmente diferente de todos los anteriores no es realista. Porque la Constitución le impone gobernar con el Congreso recientemente elegido, y acoger el dictámen de las Cortes, además de respetar toda la actual estructura institucional. Y si pretende cambiarlas, tendrá que contar con ellas, como lo descubrió, pese a sus intenciones, el Presidente Uribe. La complejidad de un Estado difícilmente deja espacio para modernos mesías. Y los ensayos imprudentes se suelen pagar con resultados peores a los que se quiere obtener apresuradamente.
Lo sorprendente es que quienes, según se dice, están más entusiasmados con Antanas son las gentes de las clases más solventes, y no el pueblo, que sigue siendo uribista, y apoya a Santos. Y es sorprendente porque son ellos quienes tienen más qué perder con un gobierno imprudente. Resultado, sin duda, del desgaste del actual mandato, y de la falta de humildad del candidato gobiernista.
Hay que esperar para ver si las cosas siguen como van. Porque todavía falta un mes para las elecciones, y cualquier cosa puede pasar.