lunes, 22 de febrero de 2010

De sentencias

Una juez , según he leido en alguna parte, ha condenado a unos italianos de Google porque ese ente multitentacular no controló algún video que apareció en las pantallas. Y soy deliberadamente vago y gaseoso, porque el caso concreto es lo que menos interesa. El derecho siempre ha tenido un problema de incompatibilidad de caracteres con la tecnología. Yo no sé quien tiene razón en el caso del video. Pero lo que sí sé es que es inútil pretender aplicarle a internet los procedimientos, las normas y los principios tradicionales con que se regula la libertad de expresión, y los límites de la misma. El fallo es ridículo porque muestra simplemente que la magistrada sigue sin entender la revolución de las comunicaciones.

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