sábado, 12 de enero de 2008

De grandes cosas

Somos un país parroquial. - Cuántas veces hemos repetido aquí esa frase ? Pero es que cada vez que pasan cosas nos reafirmamos en esa convicción. Todo este problema que estamos viviendo no es más que la demostración palmaria de esa incapacidad, al parecer constitucional para entender el mundo. Y ello se refleja en todas las actividades institucionales. Importamos cosas inventadas en otra parte, sin tener en cuenta el contexto en el que ellas se propusieron. Nuestros gobernantes son geniales para interpretar a la gente, siempre que ello se refiera a nuestra gente, al interior del país. pero unos milímetros fuera de las fronteras, nuiestra ignorancia para captar la manera como se piensa y se actúa es abismal. Somos buenos para las cosas pequeñas, pero nos falta imaginación para los grandes proyectos. Nuestros industriales se mueven como peces en el agua, siempre las aguas no rebasen el exclusivo marco de nuestra nación; allende esos límites caminan vacilantes como si estuvieran perdidos.
Ahora que el mundo se metió en nuestros problemas internos, simplemente nadie sabe que hacer.

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