domingo, 21 de septiembre de 2008

Las lecciones de la crisis

Michael Lewis, de Bloomberg News trae un escrito que nos ha servido de inspiración para lo que sigue.

Una de las reglas de la vida es que no hay mal que por bien no venga. El colapso total del sistema financiero de EE.UU. no es excepción. Por ejemplo, en el centro de Manhattan ahora parece haber disponible mucho espacio para oficinas. No es la única consecuencia provechosa:

1).-  Finalmente podemos ver lo que pasa dentro de esas grandes firmas de Wall Street. Acabamos de ser testigos de la mayor quiebra de la historia de EE.UU. y no sabemos ni cuál fue el suceso detonante ni la causa profunda. Pero ahora hay una pila humeante de activos y pasivos en Nueva York que habrá que examinar. Entre los activos hay bonos respaldados por hipotecas de alto riesgo y muchas otras cosas que no valen lo que Lehman Brothers esperaba que valieran. Pero lo más intrigante son los pasivos, puesto que entre ellos hay contratos de derivados por más de US$700.000 millones.

2) Estamos creando los dirigentes financieros del mañana. ¿Recuerda cuando todos creían en Alan Greenspan? Cuando John McCain dijo que si Greenspan muriera él lo haría disecar y lo pondría en un muro de la FED (Banco Central)? Tan pronto Greenspan abandonó el escenario y se puso a vender sus memorias, el sistema financiero que había ayudado a formar se deshizo. Ha dejado no sólo un enredo, sino un vacío. Y no hay nada como un rescate gubernamental para crear nuevos héroes (Secretario del Tesoro) Hank Paulson, de 62 años, probablemente sea demasiado viejo. Pero Tim Geithner, de 47 años, el jefe de la Fed de Nueva York, parece la persona idónea para infundir la fe en que el sistema se halla en buenas manos. A decir verdad, no estoy seguro de que Geithner sepa lo que está haciendo, y es probable que él tampoco lo sepa. ("Rescaten a esa. ¡No! A esa no, a la otra"). No importa. Se halla en medio de un gran temporal y, para cuando éste haya pasado, debe de saber más que nadie sobre lo que sucedió.

3) Lecciones de finanzas para todos. Han sido caras pero también lo es el jardín de infantes. Gracias al pánico actual, muchos estadounidenses se han enterado de que los expertos que les aconsejan qué hacer con sus ahorros son, en el mejor de los casos, unos necios.

4) Tenemos muchas casas nuevas. No todas están habitadas, lamentablemente, pero eso es secundario. Aún mejor, nadie ha tenido que pagar por ellas, y es probable que nunca tengan que hacerlo.

5) Muchísimos ejecutivos de Wall Street tendrán tiempo para criar a sus hijos. Ahora que el mercado se ha derrumbado, podrán irse a casa y averiguar cuál de los niños que andan por allí son de hecho suyos. Con el tiempo, aprenderán a quererlos, y les darán su sabiduría y experiencia. Quizá algún día ellos usen esas lecciones en la bolsa o en un banco de inversión, en la Wall Street del futuro, donde trabajarán a las órdenes de esas excelsas figuras de las altas finanzas: Allí, lentamente, podrán ganar el dinero para pagar las hipotecas fallidas de sus antepasados.

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