viernes, 9 de enero de 2009

Las letrinas impresas

+ Uno de los más eficaces índices de la cultura del pueblo son los grafittis de las letrinas. En donde la educación es general, tales expresiones ni siquiera existen; en países como el nuestro pululan. Esos lugares son una tentación irresistible desde luego para quienes padecen el síndrome incontenible de la grosería escrita. Todo ello porque como lugares cerrados favorecen el anonimato que es el escenario natural de la cobardía y la bajeza.

Lo mismo ocurre con las cartas anónimas que se envían a los periódicos. Es asombroso el nivel al que descienden quienes las envían. Por lo genera se trata de gente de mínima cultura que al no poder ascender más en la escala social, guardan un resentimiento que se expresa en lenguaje soez y brutal.

Francamente, no se ve para qué la prensa fomenta semejante despliegue de ruindad moral. Como no sea para que el país se de cuenta de la mínima calidad de ciudadanos que tiene.


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