+ Economistas brillantes del país parecen haber interiorizado su propia creencia de que la economía y sobre todo las finanzas son una cuestión de creencias. En la medida en que la gente recupere la confianza, especialmente en EE. UU., al fin y al cabo motor indiscutible de la economía mundial, las cosas mejorarán. El problema es que nuestra economía, totalmente dependiente de las exportaciones a ese país, nada puede hacer para que los americanos recuperen la fé en su golpeado sistema bancario y de finanzas.
Pero como algo hay que hacer, pensarán nuestros expertos, pues hay que tranquilizar a la gente de acá. Y lo hacen con una fórmula poco tranquilizadora: las cosas irán mal, pero no yan mal. Especialmente si se las compara con el catastrófico final de la década de los 90'. Inquietante predicción, de verdad. Porque si no sabemos que tan mal podrian ser las cosas, según el criterio de los economistas, menos podemos saber qué tan menos mal es ese nicho que tienen predicho para el país.
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