* La recesión está revelando peligrosas debilidades en la economía China. Debilidades que, desde luego, siempre han estado allí. Pero que, en la euforia provocada por el vertignoso desarrollo urbanístico de- la nueva superpotencia mundial, -que estaría superando a Estados Unidos-, se tendían a olvidar, como se olvidaban también algunos hechos básicos que están en la base de ese crecimiento excepcional: China se ha desarrollado, entre otras cosas, debido a la abundancia de mano de obra barata, lo que ha atraído a muchísimas empresas y factorías extranjeras que encontraron en su territorio y en severo control ejercido por el sistema comunista, un ámbito ideal para expandir a menor costo su producción. A pesar de algunas afirmaciones demasiado apresuradas en sentido contrario, la economía china no se sustenta sobre su propio mercado, sino sobre los mercados extranjeros. Y es por eso que al contrerse esos mercados, en especial el de Estados Unidos, las exportaciones chinas se han debilitado y toda la economía se ha resentido, reflejándose en cierre masivo de empresas y creciente desempleo: 20 millones de personas, se dice, han queda cesantes.
Lo cual no debe alegrar a nadie pues pone en peligro las tendencias hacia la democratización del país, y en cambio refuerza las presiones, que siempre han existido, hacia un mayor control de la sociedad por el partido comunista, que teme lógicamente que la precaria situación en que va quedando la gente, dé lugar a peligosas explosiones de descontento popular, con lo cual se generaría un retroceso a épocas ya superadas de represión oficial.
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