¿Era Gorbachov un creyente? La pregunta intrigaba tanto al presidente de EEUU, Ronald Reagan, que tras sus reuniones con el líder soviético entre 1985 y 1988 solía comentarlo con su equipo. Reagan especulaba con la idea tras escuchar a Gorbachov expresiones como "dios bendiga". Sus sesiones versaban sobre los temas del momento en plena guerra fría. Conflictos regionales o el control de armas. Pero en los encuentros cara a cara, Reagan se atrevía con otros asuntos más personales.
Lo recuerda James Mann en The Wall Street Journal, en un artículo titulado ¿Intentó Reagan convertir a Gorbachov?. "Reagan, el eterno optimista, estaba convencido de que su colega sería capaz de cambiar el sistema soviético. Y pensaba que la clave podría ser la religión", escribe Mann. Por fin se atrevió a preguntarle abiertamente en su cuarta reunión, en 1988. Y prometió al ruso que aquel intercambio jamás había tenido lugar.
Según el archivo de la conversación basado en las notas tomadas por dos ayudantes del presidente estadounidense, Reagan intentó persuadir a su colega de la existencia de dios. Así se desprende de esos archivos ahora desclasificados y disponibles en la Reagan Library in Simi Valley (California).
He aquí la secuencia de los hechos: ambos hombres comentaron lo mucho que sus países habían conseguido acercarse desde el primer encuentro tres años antes. Entonces Gorbachov sorprendió a Reagan con una declaración titulada "Coexistencia pacífica". El americano le dijo que le gustaba la idea, y que lo hablaría con sus ayudantes. Después retomaron el debate de los derechos humanos. Reagan le dio al ruso una lista de ciudadanos soviéticos que creía víctimas de la represión y, de repente, sacó el tema de la religión. "Lo que estoy a punto de decir es totalmente secreto", le dijo. "Siempre negaré haber tenido esta conversación. Y si alguien en esta habitación lo dice, contestaré que está mintiendo".
En su preparación para el encuentro en Moscú, Reagan quiso discutir con su equipo la idea de la libertad de religión, así que una vez a solas con Gorbachov, inició su conversación sobre tolerancia religiosa en la Unión Soviética, pidiéndole que flexibilizara las leyes para la Iglesia Ortodoxa rusa. "El presidente le pidió a Gorbachov que reconociera que la libertad religiosa era parte de los derechos del pueblo, y que gente de cualquier creencia -ya fuera el Islam con sus mezquitas, el judaísmo, los protestantes o la iglesia ucraniana- podría ir al templo de su elección".
¿La reacción de Gorbachov? Cambiar de tema. El ruso insistió en que la religión no era un problema serio en la URSS. "Yo mismo fui bautizado, pero ahora no soy creyente y eso refleja la evolución de la sociedad soviética", explicó a Reagan. El político de la perestroika reconoció que quizá se habían cometido ciertos "excesos" en su país al reprimir la religión inmediatamente después de la revolución soviética. "Pero los tiempos han cambiado", continuó en referencia a su proceso de reforma.
Reagan insistió de nuevo. Esta vez de una forma todavía más personal y directa. "Mi propio hijo Ron tampoco cree en dios. Es un ateo. Y hay algo que quiero hacer con él: quiero servirle la perfecta cena gourmet, hacer que la disfrute y, al final, preguntarle si cree que alguien la ha cocinado". En aquella reunión estaba Rudolf Perina, el entonces director para auntos soviéticos. "Reagan pensó que podría convertir a Gorbachov, hacer que viera la luz", declaró Perina en una entrevista en 2005. Lo dicho: Reagan, el eterno optimista.
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