En el mundo, y venida de anglosajonia se ha impuesto una ola de ateísmo literario. Varios autores de la galaxia universitaria inglesa y americana han estado explicando, algunos con gran talento, porqué son ateos. Y claro, como no podría ser de otra manera, en nuestro espacio nacional, mísero importador de ideas ajenas, diez y seis personas han sacado su libro sobre el mismo tema. Desde luego, ninguno tiene las virtudes dialécticas de Richard Dawkins o Christopher Hitchens, y algunos francamente son de un peso demasiado light como para estar allí. Otros, como el inefable barbudito del derecho tanguero simplemente demuestran que no tienen la menor esperanza de triunfar en política. Y hay incluso alguno de esos escritores lacrimógenos que explotan con gran éxito las remembranzas conmovedoras.
-Pero, vale hoy la pena hacer tanto ruido para proclamarse ateo ? Como lo dijimos alguna vez, lo que en el mundo amenaza con más fuerza la idea de Dios no es la militancia en su contra sino la indiferencia pura y simple. Hoy en día la gente crece sin la idea de Dios o reemplazando su culto por otros dioses más inmediatos. Como ocurría, entre otras cosas en la Grecia antigua, donde los dioses no eran otra cosa que "vedettes" dedicadas a proezas gimnásticas en materia sexual, crímenes (deicidios), adulterio y una serie interminable de conductas orgiásticas y escandalosas. Más o menos como hacen hoy los "dioses de la farándula".
La negación de Dios tuvo mérito cuando era políticamente agresiva y les confería a los "réprobos" un prestigio luciferino. Hoy no vale la pena; como lo demuestra el poco interés que generan estos ateos deslactosados de ahora.
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