+ Una verdadera exageración. Así debe calificarse en buena medida la reacción de este país ante la gripos porcina. Muy diferente de la que se dió en Canadá y en los Estados Unidos; en esos dos paises, en efecto, ligados por un gran flujo turístico, para no hablar de la inmigración legal e ilegal en el segundo caso, procedente de México. El manejo de la situación fué mesurado y prudente, sin falsas alarmas, y sobre todo, sin mucha alharaca mediática.
Hay que reconocer, sin embargo, que gran parte de la responsabilidad por la histeria ha sido culpa de la OMS, que ha actuado con alarmismo y poca seriedad, con sus boletines llenos de suspenso. A la confusión por ella creada hay que atribuirle la descabellada decisión egipcia de sacrificar a miles de cerdos, o el hecho de que Israel tuviera que advertir a sus ciudadanos que nada tenía de ver el consumo de cerdo con la epidemia, ya que ésta se transmite entre seres humanos, y ordenar que, en su territorio, se llame a la epidemia "gripe mexicana". La irresponsabilidad llegó al extremo de que el director de la OMS terminara por decir que, posiblemente, la comida de puerco, sí podría transmitir la influenza.
Naturalmente, en el despliegue de las autoridades locales también hay un tinte político. En efecto, una administración sometida día tras día a una crítica machacona y monocorde, tiene que curarse en salud, -nunca más adecuado el modismo- por los eventuales efectos de la enfermedad, so pena de verse responsabilizado si las cosas se salen de madre. Por lo que a lo mejor, hay que exagerar.
Claro que hay y seguirá habiendo mueror, pero eso ocurre con cualquier gripa (e) común.
No hay comentarios:
Publicar un comentario