El presidente Uribe anda insinuando que le gustaría ser Alcalde Bogotá. Cuando faltan 16 meses para las elecciones, la noticia constituye una amarga posibilidad para quienes estaban soñando con presentarse a (como lo dicen los escritores estándar) "dirigir los destinos de la capital". Entre ellos el actual Vicepresidente, para quien, aparentemente no es un handicap ser primo hermano del Presidente Santos.
Falta mucho para ver si esas insinuaciones realmente tienen algún fundamento. Y no hay duda de que de ser reales, ellas dependen también de la manera como se desarrollen las relaciones entre el mandatario saliente y el entrante.
Lo cierto es que a los capitalinos no debe disgustarles la perspectiva de un alcalde en eterno consejo comunal. Pero seguramente esa no es una perspectiva muy atractiva para la nueva administración nacional.
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