* El Primer Ministro Inglés Cameron ha dicho que el déficit fiscal de su país es peor de lo esperado y que será necesario tomar medidas más duras de lo previsto para enfrentarlo. Lo mismo ocurrió con el nuevo gobierno de Hungría. Ello muestra, por una parte, que todos los gobiernos europeos (con la excepción de los alemanes) han hecho trampa en sus cifras económicas; y por la otra, que la crisis va a seguir y no se sabe a dónde va a llegar.
En España se tiene convocada para mañana una huelga de los funcionarios del Estado, a quienes Zapatero tiene la intención de rebajarles el sueldo. Una medida especialmente dolorosa y conflictiva por parte de un gobernante que, con el argumento de la paz social dejó de tomar medidas oportunamente y se dedicó al populismo mas desembozado. Ahora la está pagando. A propósito de esa actitud, Felipe González explicaba los problemas recientemente con la típica argumentación del cómplice: todo se debió a que el gobierno debió rescatar a los bancos; y a que la crisis fué importada de Estados Unidos. No; lo que importaron de allá los bancos europeos fué su desmedida ambición que los llevó a meterse de lleno en las mismas riesgosas operaciones de sus similares de América.
La crisis se basa, en realidad, en los costos en que incurrieron los gobiernos socialistas para sostener un Estado de bienestar que está en crisis desde hace décadas. Un diario alemán recalcaba recientemente que las jubilaciones en Grecia se decretaron a los 55 años para los hombres y 50 para las mujeres. Esta última edad siendo aplicable a las profesiones peligrosas, concepto tan elástico que incluye a los peinadores, porque manipulan "substancias peligrosas".
Lo grave es que una Europa acostumbrada a esa generosidad, -financiada con préstamos bancarios a diestra y siniestra-, y a esa buena vida, no está dispuesta a ningún sacrificio que le signifique amarrarse el cinturón. Y esa esla parte más grave y peligrosa del problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario