* Del vertido petrolero el mundo se va a ir dando cuenta más adelante. La furia del Presidente Obama es un síntoma de lo gravedad que el gobierno americano le atribuye a este asunto. Obama lo compara con el 11 de septiembre y, como se sabe, no vaciló en hablar de patear el culo (ass) de algunos de los responsables de la British Petroleum, empresa que según todos los pareceres se buscó todos los pretextos para que el escape del crudo le costara lo ménos posible, y en cambio invirtió 50 millones de dólares en una campaña mediática destinada a minimizar la gravedad del asunto.
Es esta actitud, típica, por lo demás de la manera de pensar de las grandes empresas lo que más ha indignado al Presidente, y por supuesto a una opinión pública que ya es consciente de los catastróficos efectos de este desastre.
Hay que prepararse, pues, para unos efectos que, de una manera u otra, nos van a afectar a todos, a la larga o a la corta.
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