viernes, 17 de octubre de 2008

Un humorista inolvidable

_ Hoy no sé que tan buen escritor fué Enrique Jardiel Poncela. Quizás si lo vuelvo a leer, sus obras me parezcan menos hilarantes de lo que me parecieron hace 40 o más años. Pero me divirteron mucho sus juegos de palabras y sus disertaciones disparatadas y originales. O a lo mejor confirmo que su estilo sería muy oportuno para escaparnos la dura realidad que vivimos en este país, como lo fué para ayudar a los españoles a sobrevivir en la pesada atmósfera de la dictadura franquista.

He aquí, algunas de sus corrosivas frases:

Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre.

Cuando tiene que decidir el corazón es mejor que decida la cabeza.

El que no se atreve a ser inteligente, se hace político.

El hombre que se ríe de todo es que todo lo desprecia. La mujer que se ríe de todo es que sabe que tiene una dentadura bonita.

En la vida humana sólo unos pocos sueños se cumplen; la gran mayoría de los sueños se roncan.

La amistad, como el diluvio universal, es un fenómeno del que todo el mundo habla, pero que nadie ha visto con sus ojos.

El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta, hay que tirarlo y empezar otro nuevo.

La sinceridad es el pasaporte de la mala educación.

Patrimonio es un conjunto de bienes; matrimonio es un conjunto de males.

La mujer adora al hombre igual que el creyente adora a Dios; pidiéndole todos los días algo.

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