En cada uno de esos casos, los valores son mucho menos numerosos alrededor de la media y mucho más en las extremidades de la curva. Comparados con la curva en campana ordinaria, estas curvas tienen una cola de distribución "ancha": los best-sellers, los terremotos, las crisis financieras y las grandes guerras se presentan con mayor frecuencia de lo que se pensaría razonando según la distribución normal. Supongo que llegaríamos a un resultado similar si pudieramos trazar la curva de todos los sucesos violentos que han ocurrido en las universidades americanas en el curso de los últimos cincuenta años. Hay menos probabilidades de que treinta y dos personas sean masacradas de un solo golpe de que lo sea una sola. Pero hay todavía menos de que un hombre mida 18 metros frente a que mida 1.80. Lo más interesante aquí, son los ataques de Taleb contra la historiografía clásica. Es cierto que, después de Tucídides (en el siglo V a.c.) los historiadores nos han enseñado a explicar a posteriori las catástrofes cuya probabilidad es débil, como las guerras. Esos relatos nos ayudan descifrar esos azares violentos. y nos permiten también señalar culpables. Generaciones de historiadores han procedido así para explicar el orígen de grandes catástrofes como la Primera Guerra Mundial, construyendo elegantes cadenas narrativas de causas y de consecuencias y lanzándo al oprobio a tal o cual hombre de Estado.
Sin embargo, este proceder es dudoso. Él conduce a lo que Taleb llama la "distorsión retrospectiva". Las famosas cadenas causales mencionadas eran perfectamente invisibles para las gentes de la época, para quienes la guerra estalló de manera completamente inesperada. El hecho es que, antes de 1.914, los Balcanes habían conocido gran cantidad de crisis que no habían llegado al apocalipsis. Como Cho Seung-Hui, Gavrilo Princip, el asesino del Archidique Francisco-Fernando, era un "cisne negro", pero de una magnitud diferente.
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