* Cinco meses después de su posesión como Presidente de los Estados Unidos, Barak H. Obama continúa generando expectativa. Ello porque hasta ahora, las promesas de grandes cambios en la sociedad norteamericana, o en la política exterior del país no han aparecido realmente. Cierto, hay algunas novedades, como el evidente enfriamiento de las relaciones con Israel, sin que ello haya producido un apoyo más fervoroso hacia Washington por parte del mundo árabe. Con Cuba las cosas no están nada claras, pero las medidas, muy tímidas, de apertura en favor de la Isla ya tienen alarmados a algunos de los más recalcitrantes miembros de la comunidad cubano-americana. Con Europa no hay mayores confrontaciones por ahora, y la popularidad del mandatario norteamericano sigue siendo muy grande. Sin duda el problema de Afganistán es la mayor causa de controversia, ya que Obama quisiera un mayor compromiso de sus aliados al otro lado del Atlántico, que éstos no parecen dispuestos a adquirir.
El punto de mayor conflictividad, en este momento, son las dos Coreas. Washington ha mantenido siempre una especie de paraguas de garantías sobre el régimen de Seul, que ahora mismo no tiene otra alternativa que reafirmar ante la agresiva y peligrosa posición de su vecino del norte.
En el plano interno es donde están las mayores impaciencias. Por una parte, Obama ha descubierto que su anticipada promesa de poner fin al problema de la cárcel de Guantánamo no se puede cumplir en el corto plazo que anunció durante la campaña. Por otra parte, y ciertamente de una manera simplista, algunos sectores de su propio partido han criticado los préstamos al sector financiero como una transferencia de dinero de la clase media a los grandes tiburones de Wall Street.
Los movimientos de gays y lesbianas y otros sectores de las minorías han descubierto que sus intereses son considerados por ahora, por el gobierno de Obama, como cuestiones no prioritarias en la agenda administrativa.
Y aunque todavía no puede hablarse de desencanto, y el espíritu de la mayoría de los sectores que llevaron al Presidente al poder, suigen muy optimistas, los próximos meses van a ser cruciales para la imágen presidencial.
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