* El caso de Corea del Norte, la República Popular Democrática de Corea, Chosŏn Minjujuŭi Inmin Konghwaguk, para ser exactos se ha convertido en un espectáculo verdaderamente fascinante de la política internacional. Mientras que las Naciones Unidas incrementan las medidas en su contra, el régimen, lejos de intimidarse, multiplica sus amenazas de utilizar el poderío nuclear contra sus enemigos, y en particular Estados Unidos.
Por si fuera poco, advierte al mundo que seguirá utilizando las materias primas con las que cuenta para fabricar armas y tecnología militar, pues su intención, para que quede claro, no es la de emplear sus conocimientos en el uso pacífico del átomo, sino que aspira a castigar a quienes se le opongan.
Lo fascinante está en que tradicionalmente los embargos y bloqueos han servido para mantener a raya a regímenes menos poderosos. Cuba, por ejemplo. Y esa es la esperanza y aún la confianza con la que actúan los gobiernos occidentales. Corea del Norte lo sabe, y no piensa adoptar la misma actitud.
Qué harán entonces los países occidentales y sus aliados cuando se vean confontados con la posibilidad real de una guerra nuclear ? Hasta ahora nadie parece creer que un escenario semejante pueda ser posible. Pero la firmeza de Pyongiang es sin duda muy inquietante; y hay que empezar a contar con la posibilidad de que esté hablando en serio.
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