* No hay nada de nuevo en las relaciones entre América latina y Estados Unidos. A pesar de las esperanzas puestas por algunos en este continente, no hay una política americana que se diferencia de las anteriores o por lo menos de las recientes. Desde acea sigue la costumbre de echarle a los "gringos" de todo lo que ha impedido, según se dice, el desarrollo y el progreso. Un símbolo elocuente fué la actitud del Presidente Chavez al regalarle a Obama en la pasada reunión interamericana de Jamaica,"Las venas abiertas de América Latina", del uruguayo Eduardo Galeano, un texto de semi-ficción política de entre los varios que han alimentado la manía del sub-continente por los sofismas ideológicos, que lo han mantenido oscilando entre el mesianismo y la pérdida de oportunidades.
América Latina no significa tampoco ninguna prioridad para el gobierno de Obama. Viendo al mandatario americano en la citada cumbre, parecía portarse como una especie de maestro de escuela ente alumnos bullosos, impertinentes e inmaduros: repitiendo las mismas quejas y haciendo de "acusetas" estridentes de sus compañeros, o reclamando una y otra vez la atención del maestro, a quien se la pasan pidiéndole esto y aquello.
Un triste espectáculo. Pero que no hace sino hacer ver, una vez más que este continente sigue en la infancia, la eterna infancia de su desarrollo físico y mental.
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