* Italia, campione reinante del Calcio mondiale, ha salido del campeonato de Suráfrica. Una verdadera tragedia nacional, pero un acontecimiento nada novedoso en la accidentada historia de ese país.
Italia ha tenido, en efecto, actuaciones muy inconsistentes a lo largo de la historia de los mundiales. Como la vez que, en un campeonato ya remoto, perdió contra todos los pronósticos contra uno de los equipos más débiles del torneo: Corea del Sur.
Pero luego, la scuadra azurra se crece y logra, como en la copa pasada, el Campionato mondiale.
Esta vez, en tanto que monarca reinante, se esperaba del elenco italiano una actuación airosa y protagónica. Su derrota estrepitosa ante Eslovaquia, cuando le bastaba el empate para clasificar a la siguiente ronda, ha causado estupor. Y seguramente la indignación del país, que seguramente alguna le cobrará al PM Berlusconi. Las debacles deportivas pueden resultar más desvastadoras que las campañas de la oposición en países latinos y pasionales. Ya se vió que las derrotas de Francia, también sin gloria y con mucha pena, se han transformado en un escándalo como sólo los franceses son capaces de hacer.
Los expertos acusan a los jugadores italianos de cuidarse más de la cuenta en los partidos. Y eso tiene sentido: nadie quiere arriesgarse a un largo período de incapacidad, con el sacrificio de cuantiosos ingresos publicitarios y primas. Es una de las consecuencias de los torneos altamente competitivos y los grandes costos de las estrellas.
Lo que, al lado de la evidente forma oscura como se manejan los asuntos del fútbol mundial, explica estos resultados frustrantes para el pobre hincha común.
No hay comentarios:
Publicar un comentario