* Los dueños del poder en este país, entre los que se cuentan los propietarios de los dos canales privados mantienen una guerra implacable contra la posibilidad de que los televidentes colombianos disfruten de un tercer canal. A diferencia de otros países, menos desarrollados y más pequeños que éste, donde existen múltiples opciones, aquí esa posibilidad no se quiere permitir. La razón es simple y evidente: los actuales miembros del duopolio no quieren que la torta de las pautas publicitarias se divida entre tres.
El aspirante a entrar en el reparto no es mejor que los existentes, y es seguro que sus intenciones difusoras no superan en mediocridad y mal gusto a las que soportan los desventurados que no tienen más opción que consumir lo que las redes privadas existentes les suministran. Bueno, muchos de ellos ya tienen tan atrofiado el sentido del gusto, que incluso disfrutan con el consumo diario de la bazofia televisada.
Pero todos manioulan la información. De tal modo que, en realidad nadie sabe lo que está pasando: unos y otros proclaman sus intereses como si fueran los de la sociedad. En un espectáculo que refleja claramente los peores vicios y las mezquindades que pueden tener las sociedades capitalistas cuando carecen de medidas y controles.
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