÷ El espionaje de la oposición ha sido una constante en la historia. En los gobiernos totalitarios y dictatoriales, esa es una tarea que se le encargó, incluso, a cuerpos policiales especializados cuya huella brutal no se ha borrado de los países que la establecieron, incluso cuando la democracia se ha establecido. Así, La Okhrana (нное отделение), « Sección de seguridad » era la policía política secreta de la Rusia imperial a fines del siglo XIX, y a ella se le atribuyen grandes crímenes que, en últimas, aceleraron el descontento de la burguesía y propiciaron , a su modo, la Revolución. La Tcheka fué el nombre original de la KGB, estructura que abrigó todas las policías politicas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS en los años iniciales de la revolución. La Gestapo, por su acrónimo alemán, de "Geheime Staatspolizei",« police secreta del Estado era la policía política nazi, durante el régimen hitleriano. La Polícia Internacional e de Defesa do Estado fué la policía política de Portugal durante el régimen de Antonio de Oliveira Salazar, luego conocida como ''Polícia de Vigilância e de Defensa do Estado'' (PVDE). La Stasi, era el servicio de policía política de Alemania Oriental. . . y así "ad infinitum" o quizás "ad nauseam".
Pero la tarea de investigar a las personas que el Estado considera eventualmente, como representativas de ideas subversivas, también se le ha encargado en los países democráticos a las organizacions policivas regulares. Así lo demuestra el periódico vencimiento de los plazos de reserva de los documentos públicos en países como Inglaterra y los Estados Unidos, y aún Francia, (todavía menos adicta a "levantar" esa restricción), con las actividades de Scotland Yard, el FBI, o el Dieuxième Bureau. A pesar del carácter evidentemente antidemocrático y atribiliario de esa intromisión.
No es pues, esa criticable conducta patrimonio de nuestro país, sino de la reiterada costumbre de la mayoría de los países, de desconfiar profundamente de la disidencia.
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