Se siente el malestar y la incomodidad. Tal vez porque como han venido soñando con que ya son europeos, esto los devuelve a la época en que Europa terminaba en los pirineos. Es por la decisión del juez Baltasar Garzon, anunciada el pasado jueves 16 de octubre, de abrir una instrucción sobre la desaparición de 114,266 republicanos durante la guerra civil y los primeros años de la dictadura franquista, es decir, entre 1.936 y 1.952. En un auto de unas 60 páginas, el magistrado vedette de los medios, las revistas frívolas y la Audiencia nacional, la más alta jurisdicción penal española, se ha declarado competente para investigar las exacciones del franquismo, ordenando la apertura de 19 fosas comunes, incluida aquella en que el poeta Federico García Lorca se cree que está enterrado, sita cerca de Granada.
* No tenemos una buena impresión del Juez Garzón. Nos parece un personaje oportunista y ávido de popularidad mediática. Una especie de actor de farándula metido en el papel de magistrado justiciero.
Pero esta vez nos parece bien lo que está haciendo. Los españoles, que se sienten autorizados a título de no sabemos qué derecho de intromisión a meterse en la historia reciente de América Latina, deberían empezar por investigar sus propas culpas si quieren tener autoridad moral para inmiscuirse en los predios ajenos.
Pero el tema los asusta. Es en virtud de una ley de amnistía sobre "crímenes políticos" cometidos antes del 15 de diciembre de 1976 que que la Procuraduría, dependiente del gobierno del socialista José Luis Rodriguez Zapatero, ha anunciado su intencion de apelar la decision del juez Garzon.
Es cierto que la guerra civil española es anterior a la noción de crimen contra la humanidad, admitida por primera vez luego de los procesos de Nuremberg. Pero según el espíritu de la Convención de Ginebra, las violencias cometidas después de estallada la guerra civil en 1.936, ya eran actos prohibidos por el derecho de guerra.
Sería la primera vez que en España se inicia una investigación por las tropelías de una de las partes enfrentadas. Pero sería importante que ella se extendiera a la otra parte, donde también hubo crímenes y excesos por fuera de los combates. Ello legitimaría de verdad las investigaciones que España adelanta en este continente. Aparte de que les permitiría a los propios españoles enterrar de verdad a sus muertos y a sus fantasmas.
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