* La campaña por la presidencia de Estados Unidos ha entrado en su fase definitiva. Y aunque los medios de comunicación del país hacen valer las encuestas que le dan una ventaja apreciable a Obama, siguen existiendo zonas grises que no permiten dar por descontado la victoria del candidato mulato. Porque esos mismos medios están acentuando de nuevo, como al principio de todo el proceso, el peso del racismo. Por una parte insisten en que no está clara la incidencia de los votantes blancos pobres en ciertas regiones del sur de la nación, donde subsiste un racismo recalcitrante. Pero, al parecer, también hay sectores negros para quienes la victoria de Obama podría resultar perturbadora para los esfuerzos de igualdad, ya que podría ser interpretada como que la población negra ya logró esa condición, y no es necesario proseguir con las mediadas encaminadas a favorerla. Total, que hay menos claridad de la que podría esperarse a estas alturas.
Siempre creimos que una victoria de Obama era algo muy improbable. Pero no se puede desconocer que la crisis económica y el fenómeno de recesión que, aparentemente ya es una realidad, ha acabado por arrasar el poquísimo respaldo que le quedaba al presidente Bush, y con él a su partido Republicano, lo cual puede, a pesar de todo, terminar favoreciendo a Obama, aunque ello no es, como dijimos, totalmente seguro.
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