* Ser un príncipe es una dura condena. Es lo que debe pensar Harry el segundo hijo de Carlos y Diana, constantemente regañado por la Corte y el Primer Ministro por comportamiento inadecuado. Harry tiene unas posibilidades más bien lejanas de heredar la corona, perpectiva que probablemente le debe parecer fastidiosa. Harry es un jóven de su tiempo a quien le gustan los traguitos, las fiestas ruidosas y las niñas desprejuiciadas (que lo son hoy en día todas las inglesitas de su edad). Pero lleva su comportamiento a extremos que quizás no serían más que travesuras más o menos pesadas, pero que en su caso adquieren una dimensión terriblemente escandalosa. Como la vez que se disfrazó de SS nazi en una fiesta.
Ahora, parece que acaba de incurrir en otro comportamiento imperdonable al llamar "Paki" a un oficial paquistaní. La expresión -que parece intrascendente- tiene, según parece, un sentido terriblemente insutante y racista en Inglaterra y se le aplica despectivamente a las personas de ese orígen o hindúes.
La cuestión ha sido tan grave que el propio Primer Ministro ha debido intervenir para lamentar el incidente, aunque ha recalcado que Harry usó la expresión sin malicia. Como cuando llamó a otro de sus compañeros "raghead", que según parece es otro insulto feroz completamente intraducible, aunque rag es harapo y head, cabeza, lo que permite tener una idea aproximada de por dónde vá la cosa.
Harry de todos modos nos cae bien porque es un soplo de humanidad en la acartonada y simplona familia real inglesa. La única que se le parece es una de sus primitas que fué sorprendida mientras jugaba en los pasillos de su estirado colegio con sus compañeritas, eso si, completamente desnudas todas ellas.
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