Una de las definiciones, o quizas descripciones de la política es que ella es "el arte del compromiso". Las decisiones se toman después de negociaciones más o menos complejas hasta el logro del consenso en uno u otro sentido. En los sistemas parlamentarios la mayoría en el Parlamento, cuando no hay partidos que cuenten con ella por sí solos, es el fruto de coaliciones pactadas en torno del reparto de ciertos beneficios o ventajas en el ejercicio del poder. El jefe del partido mayoritario tiene, por tanto, que ofrecerle esos beneficios o ventajas a los responsables de otros partidos a cambio de su apoyo, vale decir, de sus votos, para poder encabezar el nuevo gobierno. Y la continuidad de ese gobierno depende del apoyo constante y permanente de los coaligados. En los regímenes presidenciales, el Presidente a la cabeza del gobierno tiene que "negociar" literalmente el apoyo a sus iniciativas con el Congreso, o ellas difícilmente serán aprobadas. Y esa mecánica no solo es conocida sino que se la reconoce como una característica de lo político, que es por ello el arte del compromiso. Siendo así, a qué hora ella se vuelve delictiva ? Si a uno de los comprometidos en la negociación política no se le cumplen los acuerdos, siempre tendrá otra oportunidad para negar su apoyo al incumplido, que además correrá el riesgo de que pierda la confianza de los otros actores del quehacer político.
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