martes, 24 de junio de 2008

El regreso del agua de llave

Regresa el agua de chorro, o de llave, o de lavamanos. O por lo menos regresa en Estados Unidos; pero como aquí hacemos todo lo que dictan las modas desde allá, es de suponer que también volverá el "jugo de tubo", como le decíamos en el colegio, en la época de nuestra adolescencia.

Porque en ese entonces todo tomábamos el agua del lavamanos. Y nadie se enfermaba. Y nadie pensaba que esa agua no era saludable. Total, no había otra. pero vino la moda del agua embotellada. Primero fueron las aguas extranjeras de manantiales que corrían, según la publicidad, por las escarpadas montañas de Francia, llevando ricos y saludables minerales. Y cuando los negociantes nacionales vieron las perspectivas de ganancia aparecieron las aguas criollas, proclamando virtudes de pureza y salud que hacían innecesarias las importadas. De este modo, las fábricas de gaseosas empezaron a fomentar el consumo de nuestras propias aguas embotelladas.

Pero ahora han aparecido los heraldos de la denuncia anti-acuática de botella. Y la campaña ataca con fuerza lo que considera una práctica contaminante e innecesaria, en un país donde el agua de los servicios públicos es considerada de alta calidad.

Podemos, pues, esperar que la moda del agua embotellada está próxima a regresar, porque también las aguas en muchas partes del país son buenas sin llegar a excelentes. Lo cual sería bien curioso, cuando los botellones llegaron a considerarse el non-plus-ultra de las prevenciones salutíferas.

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