domingo, 29 de junio de 2008

El quejido provinciano

Una de esas vacas sagradas inextinguibles que tienen todas las ciudades del país pedía que no se celebrara  la declaración de Independencia regional,  en 1.810. (En muchas ciudades del país, como en toda hispanoamerica, hubo declaraciones y manifestaciones de independencia durante la ocupación napoleónica de España, antes de las declaraciones formales de los territorios que hoy forman nuestras naciones). La gente de esas ciudades tiene una curiosa manera de transladar toda responsabilidad por el estado en que eventualmente la tienen. Según ellos la culpa es del centralismo. El centralismo es un extraño poder fantasmal y omnipresente que se impone a la provincia impidiéndole toda iniciativa. Pero no en todas partes es así. Hay ciudades emprendedoras y pujantes que a veces tienen mejores servicios que la capital. No obstante, siempre es más fácil echarle la culpa a alguien de los defectos y carencias propias, que organizarse y salir a conquistar el bienestar colectivo.

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