Culminando un proceso que hubiera sido impensable en los viejos días del libérrimo capitalismo americano, el Gobierno ha cumplido otra operación de rescate. En un dramático movimiento, la noche del martes pasado, la Reserva Federal aceptó suministrarle al American International Group un préstamo de $85.000 millones de dólares para ayudarlo a salvarse de la bancarrota. A cambio, la Fed o el Departamento del Tesoro tomarán el control efectivo de la compañía que hasta hace poco era un ícono del sector privado capitalista. En un espacio de apenas nueve días, el Gobierno americano se ha visto teniendo que hacerse cargo de los dos más grandes aseguradores del país y de sus dos gigantes del crédito hipotecario, Fannie Mae and Freddie Mac. El último paso llega dos días después de que Lehman Brothers, un otrora poderoso banco de inversión, se declarara en bancarrota después de que se le negara ayuda, y de que Merrill Lynch, otro gigante de Wall Street, cayera en brazos del Bank of America por temor a ser arrastrado por el huracan que azota los medios financieros.
Ahora se afirma que todos estos cataclismos financieros demuestran que los defensores del mercado están equivocados. Pero, se trata realmente del mercado ? será realmente que lo que pasó refleja la falta de controles ? es posible. Pero lo cierto es que nadie ha dicho nunca que algún determinado mecanismo de la vida social funciona por si solo sin una reglas básicas de funcionamiento que todos quienes están vinculados a él no deban respetar. No sabemos todavía con claridad qué pasó. Infortunadamente, si los economistas y sus teorías son inútiles para predecir las cosas, los analistas nunca analizan nada. Solo tratan de demostrar que sus propias teorías son ciertas, dependiende de qué lado de la línea ideológica están intalados.
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