sábado, 6 de septiembre de 2008

Un paìs histèrico

. . . . que en el extranjero miran con fascinaciòn y curiosidad. La infortunada decisiòn de los conjueces de Sincelejo, ejemplo de irresponsabilidad, ignorancia o lo que es peor, mala fè, le ha dado la vuelta al mundo, ensombreciendo aùn màs el panorama confuso y caòtico que ofrece el paìs en el exterior. Entre otras cosas porque los encargados de hacer claridad sobre lo que ocurriò prefirieron contribuir a la confusiòn generalizada en nombre del sacrosanto "rating", principio sagrado de los mass media.


Nadie entiende què pasa. Y aunque para uno todo se limita a uno de esos sainetes a que nos tienen acostumbrados ciertos funcionarios de provincia, es muy difícil explicárselo a los extranjeros, que no pueden entender, cómo un país, en el que, pese a todo, se vé y admira una tradición jurídica notable, ocurran esas cosas, y que ellas no obedezcan realmente a nada serio: un episodio menor de la picaresca judicial, magnificado, hay que decirlo una vez más, por una prensa irresponsable e ignorante.

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