viernes, 2 de mayo de 2008

Mayo de 1.968: 40 años

Mañana se cumplen cuarenta años de la primera intervención de la policía de Paris en la Universidad de la Sorbonne, en el marco de lo que ha pasado a la historia como la "Revolución de Mayo de 1.968". Desde ese día, hasta el 16 de junio, fecha de su evacuación por los "insurgentes", se desarrolló, no solo en Paris, sino en la mayoría de las ciudades francesas importantes, un movimiento que muchos realmente han comparado con una revolución, por más que su ocurrencia no significara realmente ningún cambio en las estructuras políticas y económicas de Francia.

El 22 de marzo de 1.968, en la Facultad de Letras de Nanterre, 142 estudiantes, entre los que se encontraba el estudiante alemán Daniel Cohn-Bendit ocuparon el Consejo de dirección, después del arresto de un estudiante, durante una manifestación del Comité Vietnam National. Este acontecimiento dá lugar a la creación del Movimiento del 22 de marzo y a una serie de incidentes que culminan con el cierre de la facultad el 2 de mayo. Al día siguiente, un violento artículo de Georges Marchais, Secretario General del Partido Comunista francés, en "L'Humanité", el diario del partido, ataca al "anarquista alemán" Cohn-Bendit, lo mismo que al filosofo Herbert Marcuse, supuesto inspirador del "aventurismo izquierdista".

El arresto de los líderes estudiantiles, que realizaban un encuentro en la Sorbonne el 3 de mayo, desata las primeras manifestaciones el el Quartier Latin (Barrio Latino). Se declara la huelga general tanto por la UNEF (Unión Nacional de Estudiantes de Francia) dirigida por Jacques Sauvageot, como por el SNE-Sup (Sindicato Nacional de la Enseñanza Superior), dirigido por Alain Geismar. Día tras día decenas de millares de estudiantes, a los cuales se unen profesores y jóvenes obreros, desfilan en Paris. Por la noche del 10 de mayo, aparecen barricadas en el Barrio Latino, que serán demolidas por la policía tras violentas cargas.

La represión refuerza el movimiento, que pronto incluirá a la clase obrera. El 13 de mayo la CGT (Confederación General de Trabajadores), y la CFTD (Confederación Francesa del Trabajo) decretan una huelga general, y un inmenso cortejo de obreros y estudiantes desfila por las calles de la capital. Por la noche, los estudiantes reocupan la Sorbonne que se convertirá, durante un mes, en un extraordinario foro abierto a todas las formas de expresión, al cual acuden todos los parisinos. El 14 y 15 de mayo,  comienza en Nantes (Sud-Aviation), y en FLint (Renault), una oleada de huelgas con ocupación de fábricas, que se extiende a todo el país y paraliza los servicios públicos. El 20 de mayo hay 7 millones de huelguistas. Pero las reivindicaciones sindicales se limitan a un alza de salarios y a la mejora de las condiciones de trabajo. Tanto la CGT como el Partido Comunista francés, se oponen a una alianza de los obreros y los estudiantes en las fábricas.

Como consecuencia, el movimiento se escinde en tres direcciones. La izquierda parlamentaria reclama la renuncia del Primer Ministro Georges Pompidou y el cambio de gobierno. François Mittterand y Pierre Mendès France, se ofrecen para reemplazarlo, pero, con suficiente realismo, no toman ninguna medida política.  La hostilidad del Partido Comunista a cualquier reestructuración del poder en la cual no hubiera participado desde el principio, hace totalmente imposible una unión de la izquierda. Ello queda demostrado cuando, a tiempo que junto al Partido Comunista, la CGT reclama un gobierno popular,  inicia las llamadas conversaciones de Grenelle, con el gobiernodel Primer Ministro Pompidou. Los estudiantes manifestarán cada vez con mayor violencia, especialmente el viernes 24 de mayo, (nuevas barricadas se levantan en Paris, y un comisario de policía es muerto en Lyon), pero no logran encontrarle una salida política a sus aspiraciones revolucionarias.

El Poder parece estar vacilando. El miércoles 29 el  Presidente General De Gaulle sale secretamente del Elysée, y vuela  a Alemania, donde se reune con las tropas francesas allí acantonadas, para asegurarse del apoyo de sus oficiales superiores en caso de un levantamiento general en Francia. El 30, tras regresar al país, anuncia por radio que no se retira y decreta la disolución de la Asamblea Nacional (Parlamento). El mismo día una impresionante manifestación de apoyo al Gobierno y al Presidente De Gaulle, se vuelca a Champs-Elysées. El movimiento ha sido derrotado.

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