España le ganó a Alemania y ahora es finalista de la Copa Mundo. Hay que aceptarlo, a pesar de la certeza de que el gobierno español y sus aliados harán todo lo posible por capitalizar el triunfo en favor del inepto de Zapatero. Pero debo decir que no me gustó para nada la estrategia, -si hubo alguna-, del equipo alemán: entrar a la cancha con la intención de ver jugar al rival, no parece ser una táctica muy exitosa. Y es, o parece, inexplicable que un conjunto que aplastó a Australia, a Inglaterra y a la Argentina, se haya paralizado de miedo ante el artístico pero bastante liviano equipo español. No me convencen los desaforados elogios para un once que tuvo toda la cancha para sí, y apenas hizo un gol. Es posible que España sea campeón; hay que esperar la final, y contar con que Holanda no vaya a sufrir también un ataque de parálisis.
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