jueves, 18 de diciembre de 2008

Las cosas son menos útiles que significativas

El mundo del consumo es un mundo de signos. Porqué la gente prefiere una marca a otra a pesar de que esa otra sea, eventualmente mejor ? Porqué IPod, o IPhone ? porque cada uno de ellos es una especie de icono. Porque las cosas, en la sociedad de consumo son más representativas que útiles. En lugar de ser utilizadas por lo que ellas son, indican una cosa distinta a si mismas. No solamente prácticas y decorativas sino reveladoras y hablantes, las cosas expresan en cirto modo mi propia vida.   

Los seres humanos mistificamos las cosas idealizándolas y desmaterializándolas. Porque ellas cuentan menos como útiles que como efectos involuntarios o como símbolos deliberados. Los bienes que tengo describen mi espíritu, estético o cerebral, melancólico o fantasioso, asceta o sensual. Mis presentes también les dicen mis sentimientos a los otros, el grado de mi indiferencia, de mi implicación o de mi culpabilidad.   

Para bien o para mal, hacemos hablar a las cosas. Más profunda que las confesiones sentimentales, es la esperanza que ponemos en ellas, la esperanza secreta que motiva su adquisición. Las cosas son signos porque ellas no son fines sono medios. El deseo de las cosas es el medio de otro deseo, de un deso más fuerte que el del placer o el del confort.  

En la sociedad de consumo los seres humanos esperamos la felicidad de las cosas. Las poseemos con la esperanza que lo que de ellas emana se pose milagrosamente en nosotros. Las cosas no nos satisfacen en tanto que tales, sino como vectores de una "satisfacción virtual" Disponemos las cosas a nuestro alrededor, y esperamos ingenuamente, ardientemente, que alguna especie de bienestar aparezca . . .    

El infortunio es que esperamos siempre lograr la felicitad a través de otras cosas y no de nosotros mismos.  

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