Siempre he admirado a Urich BECK. Su célebre libro sobre la "Sociedad del Riesgo" me pareció una obra brillante. Articulada sobre los tres grandes desafíos, el terrorismo, el calentamiento global y el sistema financiero, develó las carencias de la sociedad post-industrial en las sociedades desarrolladas y fué una voz elocuente de alerta sobre las contraprestaciones del desarrollo tecnológico.
Por eso, al leer el texto de una entrevista que concedió hace algunos días al periodista Arno Widman del Frankfurter Rundschau he quedado completamente decepcionado. Los mismos lugares comunes superficiales de la prensa internacional, inesperados en quien debería tener una perspectiva mucho más seria y profunda. Proclamar el retorno de Marx porque en los Estados capitalistas se ayuda a las empresas en dificultades es una tontería de comentaristas baratos. Cuando el gobierno de Roosevelt proclamó el "New Deal', ello significó un fuerte intervencionismo del Estado en una época en que reinaba todavía el individualismo feroz del pensamiento liberal. Los programas de obras públicas y de protección social iniciados bajo la inspiración de Keynes no solo fortalecieron el capitalismo sino que dieron nacimiento al Welfare State, que significó un duro golpe contra el pensamiento socialista. Por más que algunos ingenuos persistan en confundir ese modelo con el del Estado Social de Heller.
Pronosticar desde ya el surgimiento de un mundo poderosamente multipolar es otra ingenuidad. Si algo está demostrando esta crisis, es la peligrosa fragilidad de las economías emergentes como China e India, la postración continuada de Japón y la poca fuerza y autonomía de Europa frente a los Estados Unidos, en la economía mundial, a pesar de que una y otra vez sus líderes persisten en pensar con el deseo.
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