~ El mundo mira con interés las elecciones parlamentarias en Israel, como si hubiera la posibilidad de que con algún resultado particular, los problemas entre ese país y los palestinos, y el resto del mundo árabe, tuvieran alguna solución más o menos factible.
Pero no es así. Cualquiera que sea el ganador ( o la ganadora) del proceso, las cosas tienen todas las probabilidades de continuar iguales.
Según los resultados conocidos esta noche hay un virtual empate entre el Likud de Benjamín Netanyahu y el Kadima de que incluso parece tener un punto de ventaja. Pero es que ni siquiera eso garantiza que la citada señora pueda formar un gobierno. Más fácil le resultará hacerlo a Netanyahu porque desde su posición de derecha puede encontrar los necesarios respaldos para una coalición mayoritaria, entre los pequeños partidos de la ortodoxia judía. Y eso es lo más grave, dado que tales tendencias son precisamente las que defienden las posiciones más duras frente a los palestinos, con su pretensión de que lo que hay que "recuperar" es la "tierra prometida".
Lo cual le deja al Primer Ministro un márgen casi inexistente de maniobra en la búsqueda de iniciativas de paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario