La protesta llegó a París con tono de susurro, mezclada entre postales con playas de fina arena blanca y aguas turquesas. Alimentada por la lenta respuesta oficial, en un mes convirtió a la isla caribeña de Guadalupe -con categoría de "departamento de ultramar" (DOM) francés- en escenario de una cada vez más violenta rebelión contra el gobierno de Paris, que tiene como principal argumento el alza del costo de vida.
El reclamo comenzó el 20 de enero con una huelga general, que desde entonces mantiene paralizado al territorio, una de las joyas turísticas de las Antillas. Pero esta semana ingresó en una espiral que ya incluyó saqueos, durísimos enfrentamientos con la policía y la muerte a balazos de un sindicalista. La situación es de tal gravedad que las autoridades francesas decidieron el el envío de gendarmes adicionales al archipiélago.
Los manifestantes, reunidosen una coalición denominada "Juntos contra la Explotación", exigen a París un aumento de 200 euros en el salario mínimo y una rebaja en los precios de los productos de primera necesidad, en su gran mayoría importados desde la metrópoli.
También acusan al gobierno de tratar a la isla como una "colonia", en vez de un territorio de ultramar con representación parlamentaria. La protesta deja al descubierto profundas diferencias entre la mayoritaria población mestiza y la élite blanca, que -herencia colonial mediante- concentra el 90% de los recursos económicos de la isla, cuya capital, Basse-Terre, se encuentra rodeada por piquetes de manifestantes.
El reclamo ya se extendió a la vecina isla de Martinica. Y como si fuera una herida en carne viva, ahora amenaza con extenderse a la Guayana Francesa. Acorralado por la crisis financiera, traducida en crecientes demandas sociales, Sarkozy confirmó que recibirá a representantes antillanos. Hay que suponerr que las discusiones serán agitadas.
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