Como nuevo Presidente, el primer discurso de Barack Obama ante el Congreso no era oficialmente, un mensaje sobre el Estado de la Unión. Pero en trealidad, terminó siéndolo: y ese estado es horriblemente precario. El martes 24, pocas horas antes de que el Presidente se dirigiera al Senado y a la Cámara de Representantes, una encuesta reportó que la confianza de los consumidores en el futuro, estaba en su más bajo nivel en los últimos 40 años.
El señor Obama no endulzó las cosas. La crisis económica le causa insomnio, dijo. Su presupuesto, que se presentará el jueves, " refleja la realidad de lo que hemos heredado - un billón de dólares de déficit, (es castellano) una crisis financiera y una costosa recesión."
El prometió que detras del pesimismo presente yace un brillante futuro de vehículos de energía híbrida, ciudades movidas por energía solar y eólica, salud basada en el control digital, enfermedades vencidas y los más altos niveles de educación superior. Y con el inspirador lenguaje florido que lo ha hecho famoso, insistió en que los Americanos triunfarán porque en el país hay, "en las peores circunstancias", -y su voz descendió a un bajo profundo,- "generosidad, resistencia y decencia".
Tales discursos están destinados a trazar una agenda presidencial amplia, y no a establecer políticas específicas. Éste parecía a veces una clase elemental de economía sobre como funciona el crédito, y otras, fué como un comercial de TV cable: "La familia promedio que refinancia hoy puede ahorrar cerca de $ 2.000 al año en su hipoteca."
Pero en últimas no dió ninguna pista sobre sus prioridades. El Congreso, dijo, tiene que actuar pronto para reestructurar la multiplicidad de reguladores financieros del país para que luchen por anticiparse y manejar la crisis financiera. Pidió un sistema que permita reducir el crecimiento del efecto invernadero por las emisiones de gas. Advirtió que el Departamento del Tesoro probablemente necesitará más de los $700 mil millones ya autorizados por el Congreso para rescatar el sistema bancario (evitando el debate de si los bancos debrían o no ser nacionalizados en el proceso.) Indicó categóricamene que habría más ayuda para la General Motor y la Chrysler, que están estudiando si se declaran en bancarrota para reducir su tamaño con mayor rapidez. "La nación que inventó el automovil no puede prescindir de él", dijo.
Un tema que permeó el discurso fué el rápido crecimiento de la deuda nacional, tras el estímulo de 787 mil millones que el señor Obama firmó. "Todos en estas cámaras, -Demócatas y Republicanos- tendrán que sacrificar algunas valiosas prioridades para las cuales no hay dólares, Y eso me incluye a mí", dijo el Presidente. Pero aún tiene que explicar qué es lo que está preparado para sacrificar. Él planea de todos modos expandir la atención pública de la salud, otorgarles rebajas permanentes de impuestos a la mayoría de los trabajadores, y expandir las ayudas educativas e invertir en energías alternativas.
Se espera que el presupuesto del martes muestre que Obama heredó un déficit de 1.3 trillones (billones en castellano) en este año fiscal, y lo incrementó a $ 1.5 trillones (idem) con el estímulo fiscal (un 10% del producto interno bruto). Obama prometerá bajarlo en $ 533 mil millones o sea el 3% del GDP para el año fiscal 2.013. La mayoría de esa disminución vendrá de la expiración de las medidas de estímulo, la cesación de las inyecciones de capital y el esperado inicio de la recuperación económica. El resto vendrá del retiro de las tropas de Irak, la disminución de los pagos a los operadores privados de Medicare y de la expiración en 2.010 de las exenciones tributarias para el 2% de los americanos ricos, los impuestos a los ingresos de las corporaciones extranjeras y la venta de permisos para el comercio de actividades contaminantes. El Presidente, como cada uno de sus antecesores, ha prometido acabar con el despilfarro. Lo cual será tan dificil como siempre, ante los poderosos lobbyes que actúan con respaldo congresional.
En la reunión del lunes sobre el Presupuesto con los líderes del Congreso y luego el martes, Obama anotó con razón que el costo de salud de los viejos y de las pensiones son el mayor desafío fiscal a largo plazo pero en ninguna ocasión propuso él como manejarlos. En realidad la prioridad del Presidente es la estabilización de la economía, y no la disciplina fiscal a largo plazo. Un endurecimiento fiscal puede hacer abortar la recuperación. La reunión del lunes y el discurso del martes fueron parte del proceso de ablandamiento del público, para futuras calamidades.
Ambos eventos también demostraron que a pesar del fracaso de la búsqueda del apoyo Republicano, Obama seguirá buscando el bipartidismo. El martes por la noche, al menos, los Republicanos estuvieron casi tan entusiasmados como sus revales, en los aplausos al Presidente.
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