miércoles, 12 de noviembre de 2008

Obligaciones para antes de morir

* Desde que Dave Freeman y Neil Teplica publicaron el libro Cien cosas para Hacer antes de Morir, en 1.999, listas e todo tipo vienen creando un sinfin de obligaciones para ser cumplidas antes de que suene la hora final. Hay incluso una lista de los cincuenta peces para ser pescados. Freeman murió de 47 años en un accidente cuando iba por la mitad de su lista, pero nos legó la permanente sensación de que siempre nos falta hacer alguna cosa importante. Para compensar la frustración, tres libros recientes listan lo que NO se debe hacer antes de morir. Los títulos, obviamente, no varían mucho: 101 Cosas para No Hacer Antes de Morir, del americano Robert Harris, potro con el mismo títlo del inglés Richar Wilson y 103 Cosas para. . . etc. del también inglés Sam Jordison. Resumiendo, algunas de esas cosas son:

Visitar el Taj Mahal.

Es un monumento cercado por todos los lados, el río huele mal, el calor es insoportable, haydecenas de mendigos desesperantes, y encima de todo, abundan en exceso os turistas, todos tomando fotos que serán pésimas versiones de las postales. Y al Taj Mahal le pasa lo mismo que a las pirámides de Egipto y al Machu Pichu: hay tantas películas y fotos de ellos que cuando uno las vé, no parecen tan bonitos. 

Leer La Guerra y la Paz

O Ulises o La Ilíada Son obras primas de la literatura, pero nadie está obligado a leer sus centenares de páginas, que al mortal común no le sirven de nada. Es mejor leer otra cosa.

Practicar el Kama Sutra

O practicar sexo en la playa. O en un avión. El sexo es placer, no competencia. Desde cuándo las contorsiones corporales son algo erótico ?

Asistir a un partido Boca-River en la Bombonera.

O el Flu-Flu en Maracaná, o a Corinthians y Palmeras en Pacaembu. La impresión no durará más de quince minutos. Y quedarán 75 de apretones, codazos, pésima comida y baños sucios.

Tirarse en Paracaídas.

O hacer bungee jumping o, el peor de todos, hacer "zorbing", una aterrorizante modalidad en que el practicante es puesto en una bola gigante, muchas veces llena de agua que rueda montaña abajo. Una barbaridad que solo aparece en las listas de "hacer"; un accidente de carro, dicen quienes lo han sufrido, produce lo mismo: taquicardia, escalofrío y temblores.

Ir a una playa nudista.

Aparte del riesgo de sufrir quemaduras en partes nunca antes broceadas, uno se sentirá inferior delante de cuerpos más bonitos, o se horrorizará ante las posibilidades de la fealdad humana. Y se pasará el día siendo examinado por extraños.

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