sábado, 15 de noviembre de 2008

Una verdadera hecatombe económica

- El hundimiento de las pirámides, esas precarias e imposibles armazones monetarias a las que acude la gente ante la perspectiva del dinero fácil y los rendimientos inverosímiles, han empezado a colapsar, como tiene que ocurrir tarde o temprano, por la lógica de su falta de racionalidad financiera. Y empujadas por el efecto dominó, y también acelerada su caída, en parte, por las tardías y alarmadas medidas de las autoridades, han revelado que el desastre tiene dimensiones colosales. Ya se habla, no de millones, sino de billones de pesos  invertidos por gentes que lo han vendido todo. De poblaciones donde la gente dejó de trabajar hace rato a la espera de fabulosos retornos de hasta el 300% del capital entregado. Y de la indignación popular, siempre lista a enfocarse en todo, menos en el propio comportamiento. Ya se afirma que fué la prensa quien provocó el problema. Y el gobierno por intervenir en el funcionamiento de las empresas captadoras. O en el sistema financiero envidioso del éxito del "banco de los pobres", o de los ricos que no quieren que nadie más sea como ellos. Una suma de disparates y extravagancias que en su sinrazón dan la medida del desespero popular y de los ominosos nubarrones que se ciernen sobre el órden público.

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