* Por presiones de Francia, algunos países europeos quieren ponerle un límite a los "bonos" que las grandes empresas del mundo le reconocen a sus PDG. Es cierto que esas recompensas por buen resultado son a veces astronómicas, especialmente en las empresas americanas; tanto que escandalizan a la opinión pública europea. Y el presidente Sarkozy, siempre listo a aprovechar cualquier tema que le dé votos entre los electores de su país, ha enarbolado la bandera de la limitación de los bonos con ardorosa resolución.
El problema es que los americanos, en cabeza de su presidente no están de acuerdo. Y no pueden estarlo dado el absoluto respeto que en ese país se le otorga a la libertad de negociación contractual. Y Obama, ya acusado de socialista" por su proyecto de reforma a los servicios de salud, no se va a arriesgar a otro debate con los poderosos lobbyes empresariales de su país.
Todo lo cual permite anticipar que la reunión del G-20 terminará con alguna vaga promesa de "regular" el asunto.
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