Cuando se descubrió que el presidente francés Nicolás Sarkozy había dicho que el presidente del gobierno español, Rodríguez Zapatero no era "muy inteligente", los españoles socialistas se sintieron ofendidísimos y atribuyeron la irrespetuosa afirmación a la condición de "derechas" del mandatario galo.
Pero en la medida en que España se hunde más y más en crisis, hasta los medios que tradicionalmente lo habían defendido y acompañado se vuelven más u más impacientes. Un reciente comentario del diario El País de Madrid, bien hubiera podido ser firmado por Mariano Rajoy, el pugnaz jefe del Partido Popular, el mayor opositor de Zapatero (como le gusta que le digan), por las acusaciones de inconsistencia e improvisación que contenía contra el jefe del gabinete de España.
The Economist, por su parte, muestra su incredulidad ante el anuncio del premier ibérico de subir los impuestos para tapar el inmenso hueco en las finanzas del país, creado entre otras cosas por el gastar y gastar del gobierno socialista que ahora, enrredado en la peor crisis de toda Europa, y con un desempleo record (paro, dicen allá) del 18%, parece encaminarse a una grave situación de desprestigio.
Pasos los gloriosos días en que el gobierno y su jefe se dedicaban a proclamar y defender, con no poco populismo, y contra la Iglesia Católica, la causa del matrimonio de los homosexuales, el aborto ampliado y el estado laico, el señor Zapatero parece verse como tan desdeñosamente lo describió el mantario de allende los pirineos.
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