Inmaculada Concepción

La Inmaculada Concepción es, de acuerdo con el dogma de la Iglesia Católica, la concepción de María, madre de Jesús sin niguna mancha de pecado original, en el vientre de su madre: el dogma sostiene que, desde el primer momento de su existencia, ella fué preservada por Dios de la falta de gracia santificante que aflige a la humanidad, y que en cambio, estuvo llena de gracia. Se cree además, que vivió una vida completamente libre de pecado. Su Inmaculada concepción en el vientre de su madre, por relación sexual, no debe confundirse con la doctrina de la concepción virginal de su hijo Jesús.
La fiesta de la Inmaculada Concepción, celebrada el 8 de diciembre, fué establecida por Sixto IV en 1.476.Este Papal no definió la doctrina como dogma, y le dejó a los católicos la libertad de creer o no en ella; tal posición fué reiterada por el Concilio de Trento. Pero la existencia de la fiesta era una señal inequívoca de la creencia de la Iglesia en la Inmaculada Concepción, aún antes de su definición como dogma en el siglo XIX.
Tal definición se hizo solemnemente por e Papa Pio IX en su Constitución Ineffabilis Deus, el 8 de diciembre de 1.854.
La Iglesia Católica considera que el dogma se apoya en las Sagradas Escrituras (p. ej., el angel que saluda a María como "llena de Gracia", ) lo mismo que en las referencias directas o indirectas de los Padres de la Iglesia, en donde con frecuencia se habla de la "Virgen Santísima" (Lucas 1:48). Los teólogos católicos sostienen que, puesto que Jesús se encarnó de Maria Virgen, es claro que ella estaba completamente libre de pecado (Ott, Fund., Bk 3, Pt. 3, Ch. 2, §3.1.e).
Para la Iglesia Católica el dogma ganó significado especial por las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes en 1858. En Lourdes una niña de 14 años Bernadette Soubirous, dijo que una bella señora se le había aparecido. La señora se identificó como la "Inmaculada Concepción" y los fieles creen que ella es la Santísima Virgen María.
En la Iglesia Católica la solemnidad de la Inmaculada es una fiesta de guardar excepto cuando las conferencias episcopales deciden, con autorización de la santa Sede eliminarla como tal.