Desde hace varios años, cuando en América Latina se acabaron las dictaduras militares se viene diciendo que en el sub-continente existe ya la democracia. Para ello se parte de la base de que los presidentes son elegidos por voto popular y tienen por ende la legitimidad que el voto popular formalmente confiere.
Pero la democracia, siempre se ha sabido, no se obtiene solamente ganando las elecciones. La democracia reside en "el gobierno a través de la discusión", -un proceso de razonamiento colectivo que le aporta más información, más perspectivas y más voces al debate general sobre la mejor manera de lograr el bienestar-. No es democrático un país, o un gobierno en el que ese razonamiento se ahoga en nombre de los deseos y las intenciones del gobernante.
Pero ahora en América Latina, presidentes que legaron al poder por voto popular, no solo se imponen sobre la sociedad en nombre de proyectos mesiánicos, sino que lo hacen a través de la manipulación de los medios y de las instituciones para eternizarse en el cargo.
Todo lo cual demuestra que América Latina ha asumido el riesgo de parecerse cada vez más a sí misma, a la de los años pasados, esta vez sin militares pero con los mismos chafarotes de siempre, ahora de civil.
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